32 años y 2 hijos maravillosos, una familia que ha sido de gran apoyo en mi vida, diría yo el báculo que no me permitió fallarme a mí misma. Conocí el cielo en lo terrenal pero también el infierno y no porque quisiera, si no por olvidarme de mí, porque quise y nadie me obligó, porque no aceptaba que la vida trae cambios fuertes para el bien de uno. El infierno en mi concepto o desde mi perspectiva es toda situación de pena y dolor que genera en tí un desorden de conducta, un agujero negro donde solo existe malestar, inseguridad, miedo, ansiedad, sufrimiento, depresión y dependencia a otro, cuando en realidad sólo debemos creer en el gran poder de Dios. Sin embargo no todo fue malo y triste; reí demasiado, jugué en el piso con el amor y la amistad, corrí bajo la lluvia buscando un ganador en la puerta de la casa solo para ver quien merecía ese dulce prometido en medio de una apuesta, fui al cine, viaje por diferentes lugares que hoy día están marcados por los recuerdos, bailé, tomé unos tragos, sentí amor... amor de ese que es sincero  y nunca creí despertar hacia otro individuo y llega hasta las últimas consecuencias, al punto de ponerte como escudo para que otro no sufra, amor de ese que cuando despiertas y te abrazan con una mirada tierna un beso y un: ¿hacemos desayuno? .. te cambia el día; ese que hace de tu día un día especial. Creía tenerlo todo, el mejor proyecto de vida o más bien eso que tanto anhele en años pero en cuestión de días mi mundo cambió. Me levanté un día sin ánimos de seguir adelante, arrodillada en el piso y sin orientación alguna decidí desahogarme con el llanto y fue ahí donde en ese espacio que se da entre las lágrimas pesadas y la respiración intermitente conecte con mi interior, por primera vez me permití conocer a Carolina a mi ser frustrado y agobiado por el dolor, reflexione, medite y grite fuerte ¡No más, no dejare que nada me detenga, renaceré sobre esto que siento muerto!. Escuché explicaciones sin respuesta, perdone, pedí perdón y solté. Uff.. inexplicable sensación pero reconfortante cuando la recuerdo porque justo ahí en ese instante tome las decisiones más importantes que no sabía a dónde me llevarían pero me conectaron con esta maravillosa realidad.

Acabe con mi empresa de ingeniería, saque ropa que no me hacía sentir bien, bote tantas cosas inservibles de mi casa, hable conmigo misma para devolverme la confianza que mi caída me quito, volví a buscar a mis amigos, empecé a hacer lo que me gustaba y entendí que mi misión de vida era sanar a otros a partir de mis experiencias, alquimizar mi energía día a día y permitirme viajar a lo desconocido.

Hoy en día mi lema me empodera y no me deja desfallecer, al contrario me recuerda lo fuerte y resiliente que soy y lo importante que es mi presencia en este universo. Soy muy bendecida y afirmo y declaro que el triunfo y el éxito están donde yo esté.

" Reinventate a través de las memorias"

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Lo Siento - Perdon - Te Amo - Gracias